Al parecer, debido a la crisis, la figura del corrector de pruebas está desapareciendo de las editoriales y de los periódicos. Por ello, no es extraño encontrarse con comas redundantes, tildes en los demostrativos o una división silábica tan poco oportuna como la que observé mientras leía El pintor de batallas de Arturo Pérez-Reverte:
Por cierto, aquí está el documento escaneado del ejercicio de revisión de pruebas que hicimos el lunes en clase. Así es como sería el documento que se le mandara al maquetador: